Tras la Segunda Guerra Mundial Japón quedó destrozada, no sólo desde el punto de vista “físico” y económico. No sólo los supervivientes de los bombardeos aliados sobre Hiroshima y Nagasaki (los denominados Hibakusha) quedaron marcados de por vida psicológica y físicamente por el terror atómico. Toda la sociedad nipona, en general, sufrió para recuperarse del mazazo sufrido tras la contienda. Pero si algo tiene Japón es capacidad de esfuerzo y sacrificio. Con paciencia, del mismo modo que se trabaja un jardín zen, la nación se recuperó económicamente apostando por la producción de componentes informáticos y tecnológicos de alto valor añadido. Sin embargo, la que durante muchos años fue la economía más sólida de la tierra ha sufrido los efectos de la crisis global como la que más. Años de retraimiento de la economía nipona han puesto al país contra las cuerdas, a la búsqueda de nuevas vías de crecimiento. Curiosamente, son muchas las voces que sitúan a la marihuana como una de estas llaves hacia el crecimiento.
En una reciente información aparecida en el diario The Japan Times, el periodista Jon Mitchell señalaba que, cada año, las autoridades policiales japonesas localizan y destruyen alrededor de dos millones de plantas de marihuana. La mayoría de ellas son cultivadas por particulares sin más motivo para el cultivo de marihuana que el consumo propio. En este sentido, alrededor de 2.000 personas son llevadas ante la justicia por posesión de marihuana cada año, independientemente de que su uso sea con fines recreativos o medicinales.
Pese a que el cultivo de marihuana y su consumo en el país está prohibido desde el año 1948, muchos expertos apuntan que el uso del cannabis en el país data del periodo Jomon, que se desarrolló (aproximadamente) entre el 14.500 y el año 300 antes de Cristo e incluso destacan su influencia en algunas prácticas litúrgicas del sintoísmo.
Autores como el escritor y consultor empresarial Yukio Funai estiman que los beneficios de la legalización de la marihuana para la economía japonesa podrían alcanzar los 30 millones de yenes.
Otros autores como Hideo Nagayoshi insisten en la idea de valorizar el cannabis como fuente de riqueza, especialmente en el apartado de la medicina y la generación de biomasa.
Lo cierto es que, de momento, el mayor efecto de las restricciones al consumo y cultivo de marihuana en el “país del sol naciente” han tenido que ver con el florecimiento de negocios alternativos de producción de drogas sintéticas tratando de emular en el laboratorio los efectos naturales de la marihuana.
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